El Clan de Acuario


Mi gran amigo, el escritor Juan Ramón Biedma -uno de los tíos con más talento que conozco-, ha tenido el impagable detalle de componer esta reseña de mi nueva novela. Espero sea de vuestro agrado e interés.


Clan de Acuario

«Hasta donde yo sé, Freud era un cocainómano misógino, reprimido, petardo y embustero que se creía el coño de la creación».

Francis P. Fernández

Del farragoso debate sobre las causas por las que la literatura de género no termina de despegar hasta otras listas más allá de los habituales directorios comarcales, ni las elaboradas a partir de las ventas ni del reconocimiento crítico generalista, siempre destaco la endogamia como uno de los factores que más tóxicos en estos sectores literarios, entendiendo por endogámicos a aquellos escritores de ciencia-ficción, de policíaca o de fantasía que no han leído más que de lo suyo y que carecen de otra influencia o magisterio que el inscrito dentro de los parámetros que limitan sus historias; en este escenario, el hallazgo de novelas como El clan de Acuario, de un autor marcado por todos los géneros y sin géneros pero también profundo conocedor de altas y bajas psicologías -me refiero tanto a su formación científica como a su bagaje en enfoques callejeros que permiten su aplicación en diversas realidades-, nos descoloca gratamente al situarnos frente a una obra exactamente inclasificable.

La historia, más que ubicarnos, nos deja caer en un futuro tan probablemente deplorable como queramos imaginar en el que nuestra suerte se une a la de Octavio Galilea, un precognitivo de tres al cuarto que se gana la vida utilizando sus poderes en el juego, un outsider que intenta mantenerse al margen de todos hasta verse forzado a implicarse en el tejemaneje de un oscuro consorcio que pasa de utilizarle en lo que aparenta ser un experimento de trascendencia equívoca pero limitada a una artimaña universal centrada en hacer saltar por los aires la contracivilización a la que se encuentran sometidos.

Porque lo que de verdad distingue esta novela de otras narraciones que se limitan a reflejar rutinariamente un chascarrillo argumental que en muchos casos no daría ni para un relato corto es su tremenda ambición; el autor, con una firmeza y seguridad al alcance de pocos representantes de su generación, se atreve con un futuro ya infectado desde el punto de partida, sigue en su obsesión destructiva hasta llegar a la devastación total de la matriz de la infraestructura oficial y no se detiene ahí, sino que se atreve a mirar cara a cara a la recuperación social, política y moral, que es quizá el ejercicio literario más complejo. John Clute en su ensayo sobre literatura fantástica El jardín crepuscular nos dice que “en la ciencia-ficción, la pérdida de la memoria o la inmersión en algún vórtice impersonal o trascendental suele ser preludio de que el personaje regresará con una conciencia más plena que antes”. Con estas herramientas, Francis nos conduce hacia ese otro mundo cimentado sobre unas bases desconocidas y no se conforma con cerrar la historia tras vislumbrar esa nueva panorámica, nos proporciona una credencial para entrar en ella y nos invita a participar a fondo en el debate sobre las líneas maestras del nuevo orden.

Antes que todas estas señas de identidad, la rúbrica que caracteriza esta obra, como ya sucedió con sus anteriores novelas «La versión del Minotauro» y «El Sueño del Errante«, es esa manera propia de Francis P. Fernández de aportar en cada línea, en cada giro, un estilo propio de decir, mezcla de sentido venenoso del humor, de inteligencia extrema y de las laceraciones, punciones y contusiones que produce su prosa.

El clan me ha parecido algo así como una recreación libre, visionaria, política, esotérica y escalofriantemente próximas de todas las distopías del mundo; una peripecia que empieza siendo anecdótica y termina siendo colosal, global, atemporal. Una novela formidable en el sentido titánico del término. Y en el sentido de exquisita, también. De inolvidable.

Juan Ramón Biedma / 2015


Post-Scriptum (Mayo de 2017)

Pues todavía hay quien lee y reseña esta novela… Por ejemplo, mi muy querida Pily Barba en su blog NGC 3630 (pincha el enlace si quieres saber lo que piensa).


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